Y sin embargo, amigos / (En)terrados
La amistad es un tesoro más valioso que cien camellos.
La amistad es una tela finísima, o mejor, una red, orgánica, compleja, llena de nódulos y ramificaciones, como el ala de algún pequeño insecto, o una telaraña, pero desde luego mucho más bella. Y acaso más frágil... A lo largo de los años, esa red captura cosas que caen en ella, por accidente, o por curiosa y eventual aproximación (como cuando el Principito domesticaba al zorro...): pueden ser recuerdos bellos, cariño, empatía, o intereses mezquinos, disfrazados, ambición, o halagos, o críticas, o deseos eróticos... música, y silencios.
La verdadera amistad llega cuando parece que los silencios entre dos personas transcurren de forma amena.
Si esa red sobrevive, ocurre el milagro y se le llama Amistad.
Un refugio en tiempos de crisis para algunos. Un motivo de constante celebración para otros. Tesoro, custodiado o inesperado, del que todos necesitamos.
La amistad es un tesoro para guardar bajo siete llaves dentro del corazón.
Nunca fui de poner mis rentas a plazo fijo... Con la amistad, pienso igual. Creo que merece más la pena trabajar en ella constantemente, que simplemente atesorarla a lo usurero, o peor, coleccionarla a lo compulsivo... Pero para gustos, colores. Y para amigos...
La amistad es una planta difícil de cultivar: necesita luz del sol, agua, protección y cuidados constantes. Pero sus frutos son tesoros.
Al final, no recordaremos tanto las palabras de nuestros enemigos, sino los silencios de nuestros amigos.
Probamos el oro en el fuego. Distinguimos a nuestros amigos en la adversidad.
En estos días dominados por las relaciones virtuales, algunos buscamos qué es la auténtica amistad. Y cómo surge.
Si bien las hay que maduran lentamente a lo largo de los años, y al cabo del tiempo dan sus frutos, también las hay que se descubren espontáneamente por alguna extraña conexión místico-cosmológica cuasi-instantánea. Quien no ha vivido ninguna de este tipo, no puede entenderlo ni creer en ello, pero quien sí lo ha hecho sabe perfectamente a qué me refiero.
A veces, basta compartir un libro, una canción, una película...
Una ciudad, un viaje...
Un deseo...
O el sonido de un saxofón que rompe la noche...
Os dejo un cortometraje que me ha encantado, (En)terrados, de Àlex Lora. Podéis verlo con mejor calidad en ABC TV y encontrar enlaces para compartirlo en Xauax.
Desconocidos.
Y, sin embargo, amigos.