Se abren las puertas de la Cámara...

Unas grandes manos extendidas empujan la fría losa de piedra. Los goznes chirrian al tiempo que las puertas comienzan a abrirse, revelando el interior de la cámara. Es una sala polvorienta, no muy grande. Una abertura en la parte superior de la pared del fondo proyecta la luz del día en su interior, dejando ver unas toscas estanterías de piedra alineadas a lo largo de las paredes. En ellas se apilan montones de libros, desordenados, viejos, sucios, de todos los colores y tamaños.

En el centro de la sala hay una mesa de piedra. Pudiera ser que estuviera labrada en la propia roca viva, levantándose pesadamente del suelo a merced de cinceles y martillos de antiguos cavadores y artesanos. Sobre ella, hay un par de libros abiertos, cubiertos de polvo, con algunas páginas arrancadas dispersas sobre la mesa.

- Bien, hay mucho trabajo que hacer aquí. - Se oye una voz, profunda y grave.

La Cámara debe limpiarse, airearse, llenarse de aire fresco, barrerse el suelo, deben ordenarse los libros en las estanterías, indexarse, despejarse la mesa y recogerse y repararse los libros rotos que hay sobre ella. Tras esta labor, la Cámara volverá a ser útil para el propósito para el que fue excavada, o para cualquier otro nuevo uso que se le quiera dar.

Se escribirán nuevos tomos, registrando fechas y lugares, nombres, gestas heroicas, acontecimientos cotidianos, buenos y malos propósitos, listados varios de distinta índole... Los libros se ordenarán siguiendo criterios aceptablemente apropiados, los visitantes los consultarán de vez en cuando, entrarán y saldrán de la Cámara casual y esporádicamente, o con devota asiduidad, aportando a veces datos, historias o escritos propios, complementando así los registros disponibles. Fumarán en pipa mientras van y vienen, comerán carne, y pan, y vegetales, y beberán vino y aguardiente. Se encenderán fuegos en los hogares y las otrora abandonadas y frías cámaras de piedra de Khazad-Dûm se llenarán de calor con el trasiego, con el ir y venir de los cuentos y las ideas, los pensamientos y las ilusiones, las decepciones, los amores y desamores, los tratos, y los encuentros de los khazad y sus invitados. Así, se alzará en Mazarbul un poder más valioso y fuerte que cualquier espada o hacha, más resistente que todo escudo o cota de malla, más letal que cualquier ballesta o daga, y más potente que la más arcana vara de mago... : la palabra.

¿Quieres acompañarnos en este viaje?
Pedo mellon a minno.
Di amigo, y entra.