El jardín de rosas
- ¡Buenos días! - dijo el Principito.
Era un jardín cuajado de rosas.
- ¡Buenos días! - dijeron las rosas.
El Principito las miró. ¡Todas se parecían tanto a su flor!
- ¿Quiénes son ustedes? - les preguntó estupefacto.
- Somos las rosas - respondieron éstas.
- ¡Ah! - exclamó el Principito.
Y se sintió muy desgraciado. Su flor le había dicho que era la única de su especie en todo el universo. ¡Y ahora tenía ante sus ojos más de cinco mil, todas semejantes, en un solo jardín!
Si ella viese todo esto, se decía el Principito, se sentiría vejada, tosería muchísimo y simularía morir para escapar al ridículo. "Y yo tendría que fingirle cuidados, pues sería capaz de dejarse morir verdaderamente para humillarme a mí también... "
Y luego continuó diciéndose: "Me creía rico con una flor única y resulta que no tengo más que una rosa ordinaria. Eso y mis tres volcanes que apenas me llegan a la rodilla y uno de los cuales acaso esté extinguido para siempre. Realmente no soy un gran príncipe... " Y echándose sobre la hierba, el Principito lloró.
... Lo cual demuestra que los jardines de rosas no son siempre garantes de felicidad.
Hoy en día, que los hombres sólo somos dueños (ni siquiera príncipes, ni mucho menos reyes) de unos pocos metros cuadrados que llenamos de trastos de madera, metal, o plástico, como mejor podemos, parece grandioso poder ser señor de tres volcanes, aun cuando uno de ellos estuviese extinguido. Y aún mejor si tal señorío incluye la posibilidad de ver cuantas puestas de sol se desee, con solo correr la silla unos metros. Pero lo verdaderamente importante sería la rosa. Una rosa única a la que procurar nuestros mejores cuidados, una rosa que dependiera de nosotros, una rosa a la que amar, y que por su parte nos amara, regalándonos su belleza y perfume.
Al Principito, en realidad, no le entristeció enterarse de que existían más rosas, que pudieran pertenecer a otros hombres, o bien que fueran libres de amor y estuvieran esperando la llegada de alguien con quien compartir sus efímeras existencias. Sino descubrir la mentira de la rosa. De su rosa. La tristeza por la mentira del ser amado, agravada por la distancia y la imposibilidad de hacer preguntas y obtener respuestas, es, en la Tierra y en el asteroide B612, el peor de los males.
Era un jardín cuajado de rosas.
- ¡Buenos días! - dijeron las rosas.
El Principito las miró. ¡Todas se parecían tanto a su flor!
- ¿Quiénes son ustedes? - les preguntó estupefacto.
- Somos las rosas - respondieron éstas.
- ¡Ah! - exclamó el Principito.
Y se sintió muy desgraciado. Su flor le había dicho que era la única de su especie en todo el universo. ¡Y ahora tenía ante sus ojos más de cinco mil, todas semejantes, en un solo jardín!
Si ella viese todo esto, se decía el Principito, se sentiría vejada, tosería muchísimo y simularía morir para escapar al ridículo. "Y yo tendría que fingirle cuidados, pues sería capaz de dejarse morir verdaderamente para humillarme a mí también... "
Y luego continuó diciéndose: "Me creía rico con una flor única y resulta que no tengo más que una rosa ordinaria. Eso y mis tres volcanes que apenas me llegan a la rodilla y uno de los cuales acaso esté extinguido para siempre. Realmente no soy un gran príncipe... " Y echándose sobre la hierba, el Principito lloró.
... Lo cual demuestra que los jardines de rosas no son siempre garantes de felicidad.
Hoy en día, que los hombres sólo somos dueños (ni siquiera príncipes, ni mucho menos reyes) de unos pocos metros cuadrados que llenamos de trastos de madera, metal, o plástico, como mejor podemos, parece grandioso poder ser señor de tres volcanes, aun cuando uno de ellos estuviese extinguido. Y aún mejor si tal señorío incluye la posibilidad de ver cuantas puestas de sol se desee, con solo correr la silla unos metros. Pero lo verdaderamente importante sería la rosa. Una rosa única a la que procurar nuestros mejores cuidados, una rosa que dependiera de nosotros, una rosa a la que amar, y que por su parte nos amara, regalándonos su belleza y perfume.
Al Principito, en realidad, no le entristeció enterarse de que existían más rosas, que pudieran pertenecer a otros hombres, o bien que fueran libres de amor y estuvieran esperando la llegada de alguien con quien compartir sus efímeras existencias. Sino descubrir la mentira de la rosa. De su rosa. La tristeza por la mentira del ser amado, agravada por la distancia y la imposibilidad de hacer preguntas y obtener respuestas, es, en la Tierra y en el asteroide B612, el peor de los males.
v
6 comentarios:
"Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en tí" (Friedrich Nietzsche)
Siempre me pareció q esta frase encerraba muy bien ese sentir. No la mentira cualquiera, la mentira d tu rosa. El no poder confiar en ella d nuevo. El peor de los males.
ser engañado x alguien querido es lo peor y estoy de acuerdo con lo que dice nesi en el coment anterior
Pero a lo mejor la rosa no sabia que habia mas de su especie en cuyo caso no era una mentira...
Y si lo sabia tenia q suponer q tarde o temprano todas las mentiras salen a la luz i tienen consecuencias
Ummm... no quiero ni imaginarme lo que ha provocado esta entrada. Solo recordarte que al final todo pasa y con el tiempo las cosas se olvidan. Por cierto hablando del principito...
Descobrir per primera vegada que algú important t'ha mentit és perdre de colp la innocència, això és cert. Crec que és això el que et fa adonar-te de la vertadera dimensió de les coses que t'envolten. Pobrets, tots hem sigut alguna vegada com el xicotet príncep i, alguna vegada, pensem sentir-se'n altra vegada grans senyor. Ingenus.
Nesi, apropiadísima cita de Nietzsche. Gracias.
Nutxo, pues sí... de acuerdo al 100%.
Creu, cuánto tiempo! No, tranquilo, son rosas regadas con agua pasada... Era sólo una reflexión, ahora. Ya te vale con el enlace ese del Principito, mamón... menos mal que al menos lo has puesto en un comentario y no se te ha ocurrido ponerlo en imagen de portada... NO LO HAGAS! 8o|
XDD
Sergio, crec que vaig perdre la innocència quan vaig saber que els Reis d'Orient eren els p... UPS!! potser hi ha xiquets llegint??? no crec, no? acò es un blog per a adults! XD
Sí. Todos hemos sido alguna vez como el Principito, nos hemos sentido como él... Bueno, el problema es que algunos nos seguimos sintiendo como él demasiado a menudo, y otros, en realidad, jamás lo han hecho.
... otro gallo nos cantaría...
... y otro zorro nos domesticaría...
Publicar un comentario