Otro vendra que bueno me hara.

La frase se atribuye a Felipe Gonzalez cuando vio a Aznar entrar en la Moncloa, También hay quien dice que fue Fernando VII quien la pronunció, pero este no ha encontrado a quien le supere y todavía esta por encontrar un sujeto mas felón que el.
En fin, la semana pasada estaba harto del camión que me había tocado conducir y desee con todas mis fuerzas que el maldito trasto sufriera una avería irreparable. Mi deseo se cumplió; los dioses tienen un estupendo sentido del humor... Llevo todo la semana guerreando con un Barreiros contemporáneo de Viriato con una lista de “defectos” entre la que se incluye: Solo tiene tres marchas (primera, segunda y marcha atrás; las otras seis desaparecieron en combate), no tiene freno de mano (hay que aguantarlo con el pie), pierde agua, pierde aceite, no tiene maneta para subir el cristal, las marchas le entran literalmente a ostias (el brazo que estoy echando le daría envidia a un peñiscolaire). En fin... hay dos maldiciones que siempre me han gustado, la china “ojala vivas tiempos interesantes” y la gitana “ojala tengas lo que deseas”. Mucho cuidado con lo que deseáis, o acabareis teniéndolo.
Y en el fondo me gusta. Hace unos años, cuando vestía de azul y llevaba galones, todos los días me iba a tomar el café al bar de al lado de la base. Siempre llegaba renegando. Si no era por tirios era por troyanos, hasta que un día el camarero, harto, me pregunto. “Y si tanto te cabrea esto ¿Por que no pides el cambio de destino?”. No tuve mas remedio que responderle- “El día que me quede sin nada por lo que renegar me largare del ejercito”. Lo cierto es que no esperé tanto...
Muerto Dios, no hay fe. Muerto el idealismo, no hay futuro. Solo me queda mi casilla de peón de negras, y hasta eso me lo han prostituido. Es cierto que conservo el amor de mi mujer (y lo que lleva dentro) y el de los cuatro amigos que me quedan, son cosas maravillosas le convierten a uno en persona y tal. Pero cuando te levantas a las cinco hasta eso es aguachirle comparado con un buen café de odio y mala leche. Y para eso mi “nuevo” Barreiros es insuperable.