Crónica del 3/08/07 - Sigue la Gymkana

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Despertamos. Algunos mejor que otros. Las secuelas de la batalla contra los mosquitos están por doquier. Desayunamos en la cafetería del albergue unos zumos y unos buenos cappuccinos, acompañados de paninis y bollería varia (y no, no me refiero a ninguna Molinera cariñosa).

Andiamo via a la estación de Mestre, y de ahí a Santa Lucía, en el corazón de Venecia. Está nublado, y de hecho llueve toda la mañana, lo cual afea bastante la apresurada visita a la ciudad. El Puente Rialto, la Piazza di S. Marco, el Gran Canal... Callejeamos hasta hartarnos, vemos tiendas, compramos algún souvenir y hacemos fotos, eso sí. Muchísimos turistas, everywhere. Y todo bastante caro. Me quedo con ganas de una buena ballesta de carga, que vende un señor mayor al lado del Puente Rialto. No es cara, pero no la veo muy medieval, sino más bien renacentista, que es de lo que beben aquí a raudales. I clar, això no pot ser (desmerecería el resto de mi disfraz).

Soy asquerosamente libra , y eso se refleja de forma crítica en mi capacidad de decisión. Tras mucho pensar y repensar, me compro una máscara veneciana, de piel, con la nariz puntiaguda, no de esas de papel-maché con adornos y joyitas y plumas, sino sencilla y clásica, y burlesca.

No da tiempo a entrar en la Basílica de San Marcos, hay un par de horas de cola ¬¬ así que comemos unas calzone da portare y seguimos la visita a la ciudad. En el Puente de los Suspiros nos coge un chaparrón y tenemos que refugiarnos y pertrecharnos para seguir. Desde S. Marco tomamos un vaporetto hasta la FS de Santa Lucia por 6€, y casi morimos a bordo por congelación e hipotermia. Es una lástima que no tengamos más tiempo para disfrutar Venecia, porque quedan muchas cosas por ver (a la vuelta del viaje tendremos unas horitas para pasear, quizá), pero aún nos quedan unos cientos de kilómetros hasta el final de la jornada.



De Santa Lucia, tren de vuelta a Mestre, donde las maletas quedaron en la consigna desde la mañana, 3.80€ each. Esperamos sentados en el andén a nuestro tren, que sale a las 15:55 para Ljubljana. Parece que van bastantes turistas, y no pocos españoles. Volar a Eslovenia y/o Croacia es caro, y mucha gente aprovecha para hacer escala y visita turística a Venecia, Milán, etc, y de ahí, tren hacia el este. Esa es nuestra opción.
Canción del momento: "Para hacer bien el amor" de Rafaella.

Ah, por cierto, acabada la visita a Venecia y esperando en el andén, con los chubasqueros mojados, sale el sol. Y un cristal de mis Rayban Aviator decide desprenderse de la montura, tanta certidumbre es monótona, y estrellarse contra el suelo, mucho más divertido. Fabuloso...

Tres horas y media de tren (jugando a culo, al guiñote, leyendo HP y charlando) y dos controles policial-aduanero incluidos (uno para salir de Italia y otro para entrar en Eslovenia) nos dejan en la capital, Ljubljana. Violeta, la última Molinera que faltaba, nos recoge en la estación. Está viviendo en Krško, un pueblito cerca de la frontera con Croacia, haciendo un voluntariado de periodismo y colaborando con los medios locales. El momento reencuentro molinero será sin duda noticia en los periódicos mañana. Tras los calurosos y afectuosos abrazos, besos e intercambios de noticias con Violeta, ...

[INCISO: esto es algo gracioso... somos nueve en el viaje, y al único que conocía de más de media hora de conversación es a Nutxo. A los otros seis que veníamos de España los he conocido apenas hace unos días fugazmente o bien directamente en el tren a Barcelona. Y a Violeta, claro, ni siquiera eso; la acabo de conocer... Por lo que en estos momentos me siento algo pez, e incómodo, ligeramente... aunque eso pronto cambiará, seguro...]

... vamos al parking de la estación y conocemos a la flagoneta, que Vio ha alquilado al lado de Krško a una familia de campesinos. Obviamente, la bautizamos Priscilla, Reina de Eslovenia y Croacia. Nos subimos, los nueve y nueve equipajes, y una hora y cuarto después, cantando temazos disco y canciones de series infantiles, estamos en casa de Violeta, donde cenamos una riquísima y nutritiva pasta cocinada por El Faro y su equipo de pinches.
Canción del momento: "La bola de Cristal", de Alaska y Dinarama.

Esta noche ahorramos alojamiento. Tres afortunados se quedan en casa de Vio, y otros cinco exiliados nos vamos a casa de una amiga suya que amablemente nos cede dos habitaciones y un salón para pasar la noche. A mí me toca exiliarme, claro, porque soy el nuevo. El sofá-cama del salón se desmonta al ritmo de la respiración, pero el día ha sido largo y duro y el cansancio hace mella en todos nosotros.

Fotos:
Yo, tickando en la Estación de Mestre, camino a FS Santa Lucía.
El Faro, quejándose de los cocos.
Winnie, disfrutando macedonia del bosque. ¡Qué rica! :-)
Video - Plaza de San Marcos.
Basílica de San Marcos.
Plaza de San Marcos.
Bibi, Winnie y Neleta, nuevas maniquíes della Comedia dell'Arte.
Maite y Bibi con sus novios gondoleros.
Priscilla, primer contacto.
Atardecer en Ljubljana.

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