Arte de Vanguardia

No soy para nada simpatizante de este tipo de programas, ni de este tipo de cadenas, pero un amigo me pasó el video anoche (gracias Fernando! MUA!), y la verdad es que es interesante pensar un poco sobre ello...



Lo primero que me viene a la cabeza es... Qué imbéciles somos. O mejor dicho, qué imbéciles son. Y después, pienso en genios incomprendidos, pienso en genios malditos, en genios polémicos, aclamados y admirados por unos, y repudiados hasta el hartazgo por otros. Algunos, al final, con mérito reconocido, en vida o póstumamente. Otros, más bien con poco.
Pienso también en la relevancia y la repercusión en múltiples facetas del Arte y tendencias posteriores que han tenido muchos de ellos. Restrinjámonos a la pintura en sus múltiples formas. Algunos nombres: Basquiat, Dalí, Picasso, Kandinsky, Warhol, Escher... entre tantos otros...

Lo segundo que me viene a la cabeza es: ¿Qué es el Arte? ¿Qué es arte? ¿Hay una definición cerrada de Arte? ¿Qué es considerado arte por cualquiera, y qué, jamás, podría ser considerado arte por nadie? Hmmm... Food for thought.
Los subjetivistas acérrimos se escudan en la total mutabilidad de las emociones personales, muy simple y cómodo, argumentando que es el sujeto de la observación y la opinión, y no el objeto de la creación artística, quien determina efectivamente, si el objeto se trata de una obra de Arte o no. En el otro extremo, los racionalistas platónicos extienden al ámbito del Arte, y a cualquier cosa, el campo de aplicación de la Estética como Ciencia, sometiéndolo a evaluación en base a criterios definidos y estrictos. Entre los dos grupos, por supuesto y afortunadamente, cientos de tonalidades de grises, y gamas coloridas de morados, azules, verdes, rojos, amarillos y demás.

El cine alcanzó, en la actualidad ya indiscutiblemente, la categoría de séptimo Arte. La performance multimedia, al menos en España, no acaba de cuajar, ni de llegar al nivel desde el que poder aspirar a constituirse en octava forma de representación o creación artística. Curioso número el ocho... A todo y a todos se nos resiste... Lo que me llama la atención, desde otro punto de vista, es porqué somos tan abiertos (significativamente matizado, esto de "abiertos") a formas tan nuevas y vanguardistas de arte, en general y como colectividad, y porqué somos tan desconfiados de la vanguardia punta en ámbitos como la ciencia y la tecnología... Aceptamos, algunos más y otros menos, el arte abstracto, el cubismo, la performance... gusta a algunos, son facetas artísticas elogiadas... y sin embargo, con respecto a los avances tecnológicos que suponen una ruptura radical con lo conocido hasta el momento, sufrimos una especie de pánico escénico que siempre nos lleva a replantear las cosas desde puntos de vista ético-morales, frecuentemente conservadores, que vienen a decir que no queremos que nadie nos mueva nuestro queso... Pelín hipócrita lo veo yo.

Desde los albores de la humanidad esto ha sido así.
Arte. Técnica.
¿Dónde confluyen? Artesanía, tecnología... ¿Qué ha hecho cada uno de ellos por nosotros? ¿Dónde estaríamos sin la invención de la rueda, sin el dominio del fuego, sin la primera pintura rupestre?

En este artículo, y por orden, Dustheads de Jean-Michel Basquiat, El gran masturbador de Salvador Dalí, Las señoritas de Avignon de Pablo Picasso, Composición VII de Wassily Kandinsky, Marilyn de Andy Warhol, Relativity de Maurits Cornelis Escher, y Bisonte hallado en Altamira.